Muchas veces nos sentimos incómodos cuando una persona nos mira durante más de tres segundos. Sobre todo si no le conocemos, llegamos incluso a pensar que quiere algo, que tiene malas intenciones. Hasta nos preocupamos creyendo que se está riendo de nosotros.
Por eso este video me ha hecho pensar. ¿Por qué no nos atrevemos a mirarnos los unos a los otros? En el transporte público, por la calle o con nuestros amigos y familiares… Quizás por timidez o vergüenza, pero el caso es que nos evitamos.
¿No es algo terrible y muy triste? Podemos estar perdiendo la oportunidad de conocer a gente interesante, que nos llene personalmente. También perdemos la oportunidad de ganar confianza con personas que ya conocemos.
No somos menos que nadie, ni tampoco más o mejores. La persona que se sienta delante en el autobús tiene las mismas preocupaciones que tú, aunque seamos diferentes. Dar los buenos días a ese desconocido no tendría que hacerse por cortesía, sino de forma natural.
¿Si no nos ayudamos entre nosotros quién lo va a hacer? No hace falta que tengas una relación estrecha y especial con esa persona, si necesita ayuda, ¿por qué no se la vas a prestar? Realmente te gustaría que hicieran lo mismo contigo.
Mira a tus conocidos a los ojos sin morirte de vergüenza o de miedo. Seguramente descubrirás aspectos de ellos que no conocías. Buenos y malos, porque nadie es perfecto. Pero créeme que merecerá la pena. Y lo que es aún mejor: os servirá para apreciaros mucho más.
Porque a veces no es necesario expresar tus sentimientos con palabras; basta con abrir los ojos y dejarte llevar.
David Trivín
